Hacía años que agosto no se despedía con las tormentas típicamente mediterráneas que auguran el final de la temporada estival. Sorprendentemente y, después de un invierno y una primavera seca, septiembre se ha comportado a la vieja usanza y las lluvias están siendo las protagonistas de estos primeros días. Con ellas, se dará la bienvenida al conocido popularmente como veroño, caracterizado por unas temperaturas suaves y una menor densidad de población.

Este mes es el elegido por muchos turistas que huyen de los calores y las aglomeraciones del verano. Es el momento de disfrutar de la calita, de sus aguas transparentes, de su fina arena y de un mercurio que invita a tumbarse en la toalla sin prisa, dejando que el sol y la brisa acaricien la piel. Una vez que la borrasca se aleje, las nubes y la humedad ambiental darán paso a los maravillosos cielos nítidamente azules y a su reflejo en el mar. Es el momento de estirar la toalla en la arena o colocar la hamaca y dejarse llevar. Para ello, tan solo hay que escuchar el vaivén de las olas, pasear por la orilla y darse un baño