El brezo crece en el Puig Campana y su miel es muy apreciada por sus propiedades medicinales
El brezo crece en el Puig Campana y su miel es muy apreciada por sus propiedades medicinales
Brezo. Petorrí, Cepello
El brezo es una planta que crece en el Puig Campana. Es la planta que ha escogido Manuel Mayor Rabasa, El Beato en este mes de julio. Es muy vistosa y con su néctar se hace una de las mieles más ricas, además de tener muchas propiedades medicinales. También se fabricaban las hebillas de las albardas que se colocaban sobre los burros, cuando estos eran fundamentales en el día a día como animales de carga.
Brezo. Petorrí, Cepello. Erica multiflora L.
¿¿¿Sabías que...???
Era considerado en la mitología celta como símbolo de la buena suerte. El dicho era: “Si en el monte ves brezo, no temas al regreso”
Mis ramas, lanzadas al fuego, producen estallidos, y hacían, en el pasado, las delicias de los más pequeños, de ahí mi nombre valenciano, “petorret, petorrí”.
Mis flores son muy visitadas por las abejas. Si son dominantes en la zona, se obtiene una excelente miel de brezo, elaborada a partir del néctar de ellas. Miel compuesta, principalmente, de glucosa y fructosa. Contiene numerosas enzimas, sales minerales como calcio, sodio, potasio, magnesio, hierro, fósforo, etc. y oligoelementos, así como proteínas y vitaminas B1, B2, B3, B5, B6, E, K y C. De textura es más intensa que la tradicional y su aroma es muy intenso. Aporta más elementos nutritivos que el azúcar y engorda menos. Tiene infinidad de propiedades medicinales:
Aguardando, cautelosamente, entre mis flores, encontraremos a la araña cangreja. Su nombre le viene dado por su parecido a los cangrejos de mar. Pasan inadvertidas, ya que adoptan el mismo color que la flor a la que visitan (blanco, rosado o amarillo), lo que les permite pasar desapercibidas de sus víctimas (abejas, moscas y mariposas) y permanecer a salvo de sus depredadores.
Inmovilizan a sus presas con sus patas delanteras, que poseen espinas y, a continuación, le inoculan un veneno letal, para succionarlas después, dejando su cuerpo intacto. Este modo de alimentación se debe a que sus mandíbulas no están desarrolladas para poder desmenuzarlas.
Araña cangreja. Aranya cranc. Thomisus onostus
Si sufro un incendio, me quemo con mucha facilidad, de ahí el dicho: “Leña de brezo, chispas al pescuezo”; pero rebroto rápidamente, reverdeciendo nuevamente al poco tiempo.
Mi madera, de gran dureza, se utilizaba para construir:
- el “garabato”, una especie de hebilla por donde se pasaba la cincha (correa) que sujetaba la *albarda de mulos y asnos (1).
- La boquilla de las *cachimbas.
- Agujas para coser cuero o sacos, agujerear las orejas del ganado, para etiquetarlos, y así poder identificarlos.
*Albarda: almohada rellena de paja que se coloca sobre el lomo del animal para que la carga no le lastime.
*Cachimba: utensilio para fumar que consiste en una pequeña cazoleta donde se quema el tabaco picado, unido a un tubo terminado en una boquilla, por la que se aspira el humo.
Curiosidades:
- El asno (Equus africanus asinus), burro/a, ruc, en valenciano.
Soy un animal doméstico. Me empleaban para trasportar leña, piedras, pasto, agua, etc.; para arar; trasladar personas, hacer girar ruedas de molino y norias, tirar de carros, etc.
Sobre mí hay muchos refranes. Unos dicen que “Burro grande, ande o no ande” y otros que “Al burro, que es quien trabaja, sólo le echan paja y, al caballo, de regalo paja y grano”. A lo largo de este escrito aún veréis alguno más.
Sin embargo, la aparición de la maquinaria agrícola y los medios de transporte modernos, precipitaron mi jubilación, muy merecida, por cierto.
Actualmente, mi población se ha reducido considerablemente. Hemos pasado de ser más de un millón de ejemplares en España, tras la Guerra Civil, a unos 30.000 hoy en día, llegando a estar en peligro de extinción. Por fortuna, vuelven a confiar en nosotros, ya que somos utilizados para ayudar a niños y adultos con discapacidades, también como un reclamo turístico e, incluso hasta como animal de compañía. Y así se decía que “Más vale burro que me lleve, que caballo que me derribe”.
Nos han asignado infinidad de calificativos: inteligentes, al decir “Burro caminero, maestro de ingenieros”, cautelosos, amistosos, dóciles, nobles, resistentes, ágiles, agradecidos y algo tercos, por cierto. Gracias, pero no nos sentimos merecedores de tantos cumplidos.
Somos testarudos, no lo niego, rehuimos realizar aquellas tareas que consideramos que son peligrosas para nuestra integridad y no las ejecutamos bajo ningún concepto, aunque nos ocasionen algún que otro castigo por parte de nuestro amo: “Deu tot ho pot, menys fer beure a un burro, si este no vol”.
Me enfado en raras ocasiones, ya que me considero un “trozo de pan”. Si se da el caso, me defiendo de mi agresor dando coces con mis patas traseras o mordisqueándolo.
Me desenvuelvo muy bien con altas temperaturas; sin embargo, llevo fatal el frío, la lluvia, el viento y la humedad: “Cuando el burro mueve la oreja, resguárdate bajo teja”.
Me comunico con mis allegados a través de rebuznos, que pueden ser tan fuertes que pueden oírse a unos 3 km. de distancia. Lo suelo hacer preferentemente en tiempos de apareamiento, que coinciden con la llegada de la primavera. También lo hago en caso de alarma, ante la presencia de algún intruso, como son los lobos, los zorros o los perros asilvestrados.
Solemos dormir de pie o recostados. Dormimos muy poco, unas 3 horas diarias.
Somos muy longevos, pudiendo alcanzar los 40 años, siempre que nos traten con mucho cariño y estemos bien alimentados.
Mi higiene es muy importante en mi día a día. Así, me gusta que me cepillen los dientes para evitar posibles infecciones, que me limpien las patas, que alisen mi pelo, que mis aposentos estén limpios …
Soy muy ágil en terrenos abruptos, sin embargo, no estoy dotado para el galope como mi hermano el caballo: “Foc de palla, i burro al trot, duren poc”.
Hablemos de mi cuerpo:
- Soy pequeño pero robusto, apenas alcanzo el metro y medio de alzada.
- El color habitual de mi pelaje es el gris ceniciento, aunque el blanco también está presente alrededor de mis ojos, en el morro y en el vientre. Otros colores que puedo tener son el negro y el parduzco.
- Mi cabeza es voluminosa. Soy cabezón. Mis ojos son grandes y las orejas son alargadas, delgadas y móviles, con pelo en su interior.
- Tengo el olfato, la vista y el oído muy desarrollados, y por eso dicen que “Si las orejas sacude el burro, agua segura”.
- Mi cuello es delgado. Tengo la crin (cresta) en la cabeza y el cuello, y está poco desarrollada y rígida.
- Mis patas son delgadas. Tengo pezuñas en lugar de dedos.
- Mi cola es larga con una especie de borla al final, con abundantes pelos sueltos.
Como poco, pero con mucha frecuencia. Soy vegetariano. Me alimento de todo tipo de plantas. Mi dieta, rica en fibra, se compone de pastos, alfalfa, heno, paja, hierba fresca, tallos, hojas, y todo lo que encuentro en mi camino. Bebo poco, y para compensar esa escasez, consumo sal, evitando de ese modo una posible deshidratación, sobre todo en una estación tan calurosa como el verano.
El apareamiento puede darse en cualquier mes del año, aunque si se me da a elegir una estación, prefiero, sin lugar a duda, la primavera, ya que llevo fatal, como ya sabéis, el frío.
La gestación de mi pareja dura entre 12 y 14 meses. Tenemos una sola cría (pollino) y raramente aparecen dos gemelos. La cría nace muy desarrollada. Logra ponerse de pie a los pocos minutos de su alumbramiento. Entre el sexto y noveno mes de vida se produce el destete, alcanzando su madurez sexual a los dos años de vida.
Estoy presente en cuentos como “Pinocho”, donde me representan de una manera despreciativa, al considerarme ignorante, tosco, poco inteligente, sin merecerlo de ninguna de las maneras.
Aparezco en relatos literarios: soy el medio de transporte de Sancho Panza en la obra el “Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes y soy el protagonista en “Platero y yo”, de Juan Ramón Jiménez.
También aparezco en representaciones religiosas, siendo testigo directo en el pesebre del nacimiento del niño Jesús, en el Domingo de Ramos, en la huida a Egipto de Jesús, etc.
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