El parque de la Font de Carrè pasa a llamarse Alcalde Miguel Llorca a partir de ahora, en reconocimiento a la figura del que fue el primer edil de Finestrat durante 28 años y que, entre otros proyectos, aprobó el diseño de este parque urbano que pone en contacto la parte alta y baja del municipio. La vegetación y el agua son los protagonistas de este precioso jardín que se abrió al público en 2003. En estas dos décadas, las plantas y árboles han alcanzado toda su plenitud y hoy es un placer contemplarlo y escuchar el sonido del agua que discurre por el río que lo atraviesa, a través de sus terrazas.

Pasear o sentarse en el parque Alcalde Miguel Llorca es el cierre perfecto a las visita del casco antiguo de Finestrat. Contemplar este bosque en miniatura siempre es un placer, sobre todo para aquellos turistas y visitantes que buscan encontrar la armonía de la naturaleza en medio del centro urbano. Pasear entre robles, encinas, moreras y otros ejemplares más exóticos, como la eritrina cristal-gali o la charisa speciosa, es una bonita experiencia, sobre todo cuando están estas dos últimas especies en flor, que entonces es un espectáculo digno de vivir.

El agua es el otro gran elemento de este bello jardín. En su parte más alta hay un pequeño estanque en el que se erige una gran mano. Esta escultura del alicantino Pepe Azorín tiene la forma de un cuenco que da de beber. Este es el punto de partida de un arroyo que atraviesa el parque de norte a sur, con sus cascadas, los puentes de madera y el sonido del agua, que es una constante que acompaña al visitante, que se ve envuelto por los aromas cítricos de los arbustos que rodean la antigua casa labriega, hoy reconvertida en el Museo de Finestrat, que alberga la colección permanente de Arqueología y Etnología.