La tradicional fiesta de L'Ereta pone el punto final a estas minivaciones de Semana Santa
La tradicional fiesta de L'Ereta pone el punto final a estas minivaciones de Semana Santa
La Fiesta de L’Ereta es el colofón a estas minivacaciones de Semana Santa. Esta celebración se remonta muy atrás en el tiempo y se sigue manteniendo en la actualidad, si bien, el paso de los años se deja notar, ya que algunas de las tradiciones han evolucionado hacia los gustos de hoy, pero la esencia sigue presente. En el Lunes de Pascua, los vecinos de Finestrat se juntan en la Font del Molí, un recinto situado en las faldas del Puig Campana, para comer la Mona, un dulce típico de la provincia de Alicante, que es como un pan quemado con un huevo cocido dentro. Cuentan los más mayores que antes de comerla se realizaba un pequeño ritual, que iba acompañado de la frase “ací em pica, ací em cou, ací em trenque la mona i ací em menge l’ou”. Es decir, antes de dar el primer mordisco se le aplastaba al de al lado el huevo en la nariz. De esta ceremonia ya no queda nada hoy, salvo el recuerdo que ha ido pasando de padres a hijos. Lo que sí ha quedado es la fiesta y las ganas de pasarlo bien.
Este Lunes de Pascua, día 1 de abril, partir de las 12 de la mañana y en la Font del Molí, se disfrutará del mejor ambiente y gastronomía. Habrá castillos hinchables para los pequeños, animación musical con la bandeta y barra a precios populares, que estará a cargo de la recién estrenada Comisión de Fiestas 2024, la barraca El Bak. Así transcurrirá la jornada festiva durante el día y, sobre las 18:00 horas, se prolongará con un DJ.
Ayer y hoy los dulces han tenido en el día de L’Ereta un papel muy importante. Además de comer la Mona, antiguamente se colocaban unos tenderetes con turrón y peladillas. Era uno de los pocos días del año que se podían dar el capricho de comer algo especial, y como era primavera, se aprovechaba para agasajar a las pretendientes. Cuentan que algunos años la competencia era tan grande que el novio con más poder adquisitivo llegó a comprar todo el puesto, dejando a los demás “compuestos y sin novia”. De todo este ritual se han quedado los pastelitos, que siguen manteniendo el protagonismo de antaño.
Las monas y los pastelitos de Lunes de Pascua se pueden comprar en el Nou Dolç, en el carrer Nou, 22.
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